ARTISTA PLÁSTICO

viernes, 17 de septiembre de 2010

DE L’ESSENCE DU RIRE … BAUDELAIRE



“...Chose curieuse et vraiment digne d’attention que l’introduction de cet élément insaisissable du beau jusque dans les oeuvres destinées à représenter à l’homme sa propre laideur morale et physique! Et, chose non moins mystérieuse, ce spectacle lamentable excite en lui une hilarité immortelle et incorrigible. Voilà donc le véritable sujet de cet article (...)
... La joie est une. Le rire est l’expression d’un sentiment double, ou contradictiore; et c’est pour cela qu’il y a convulsion.”





TEXTOS A LA PLANCHA

Día uno
Tanteando. Se avanza y se retrocede tanteando la superficie a pintar... a trompicones como ciego en cuarto ajeno.

Emborronando y tapando, la cabeza va deprisa; evitando pintar lo que más tarde se necesita.... El cuadro crece como tela de araña que atrapa la cresta de un iceberg: visible lo que se sabe, oculto lo que se ignora.

Cuando hay suerte, la espontaneidad agita el ventilador de la memoria.

Y la anécdota tiñe la tela jugando al escondite con los “podría ser...”. Reiteraciones. Como si sabiendo el camino se olvidase hasta que la tela de araña está completa. Entonces, araña y mosca.

Más tarde metamorfosis, y ya sólo espectador.

¿Se sabe algo más, se ignora algo menos?

Después se firma y se enmarca

Día cuatro
La escalera anima al ejercicio, la rueda a moverse sobre el propio terreno, que decían los profes de gimnasia. Lo lúdico como pomo al que agarrarse para demorar la inevitable caída. Lo lúdico como color vivaracho: realidad y máscara.

Locos muñequitos acompañados por sus cachivaches y utensilios de siempre.

Destripar el falso orden y radiografiar el caos.



Superficies para el vértigo, partitura para un shitar borracho

Día siete
Con luz sesgada los rostros exhiben los grosores de la pincelada y sus sombras. Paisaje fuera de sitio, el cuerpo y la cara, primos de Saturno y huella del monstruo... Y a la vez, son solo pícaros con máscaras de cartón.

sábado, 22 de mayo de 2010

Cartografías (por David Cortés )

Extracto del texto

Se trata de ejercer una mirada nómada. Una mirada entregada a la tumultuosa solicitud de señales múltiples sobre las que aprende, disciplinadamente, a desorientarse (...)
Acacio Puig ejecuta exactas cartografías de desorientación cuyos signos convencionales exigen trayectos siempre diversos. Las cruces, tanto puntos de partida como posibles encuentros, a menudo también niegan y tachan. Ascenso o descenso, prolongándose en espacios, la escalerra celebra el infinito. Las circunferencias son huellas de los botes de pintura, incuestionable primer origen, Borrones como sumideros anegados. Flechas colmadas de escisión, indicando opuestas direcciones, se tensan y fragmentan, constelándose en salpicaduras y goteos. Las lineas, decididas y rápidas, o caligráficas, o acumulándose obsesivamente, o deambulando en impulsivos garabateos, conforman las desintegradas cronometrías que miden los latidos y los silencios de estos seres.



Seres de dinámica necesariamente oblicua, más o menos capacitados para de desenvolverse por unos intersticios que saben son su único dominio. Por eso su condición esencial es la de una perpetua inestabilidad, que se advierte en sus problemáticos puntos de apoyo. (...)



Su precariedad les obliga a atender exclusivamente a sí mismos, a las disposiciones que deben adoptar para no caer, sin ocuparse del resto inmerso como ellos en idéntico trance. De ahí su aislamiento, que no es obvio, pues la perturbada sincronía de movimientos crea la equívoca impresión de que colaboran, alborotados en alguna actividad colectiva o, incluso, por su exaltado cromatismo, participaran en algún festejo. Colores puros, inundando la retina. Retina que si por una parte recuerda su primigenia fascinación ante las piezas de juego, los papeles de regalo, la inmaculada profundidad de los tarros de témpera o la perfecta gradación de los lápices ordenados en un estuche, por otra descubre, saturada, la similitud de esos colores con las abrasivas llamadas y fogonazos de los reclamos publicitarios, con la plástica inconsistencia que se adhiere a las fachadas de la ciudad, que, ubicua, cubre los subterráneos, que ocupa las viviendas en rayos luminosos. Para declarar la mentira de ese maquillaje encubridor del vacío cotidiano y del tedio, Acacio Puig, despliega un exceso cromático, intentando a la vez salvar tales colores, que se revuelven contra sí mismos. (...)



...Y la superficie se estructura en las geometrizadas divisiones de los tableros de juego, donde los signos son fichas que danzan al capricho de la ruleta y el dado. Y a la gritería de los colores chillones se unen chasquidos de lengua y látigo, golpes de cubiletes, gruñidas antífonas y cánones de gemidos, exterminadoras risas, tartamudeos, resonantes bofetadas, silbidos, chapoteos...generando una diseminada polifonía en loor del azar que rige la existencia..
La mirada nómada es síntoma de ese régimen de azar donde no se admiten jerarquías, imposiciones ni principios. La risa, despertada por el angustiado júbilo ante la incertidumbre y el caos primordial, es síntoma de su plena aceptación. Porque estos signos, colores y seres son el vacío y son, también las precisas posturas para burlarlo.

David Cortés

viernes, 12 de marzo de 2010

Del alfabeto a la frase










Del alfabeto a la frase

Entonces... ¿de qué se trata?
Como casi siempre de hilvanar reflexión sobre el desarrollo de la propia vida, ubicando el uso (construcción-destrucción) del arte, como fuerza motriz del recorrido. Se trata de confiar en que los resultados de esa actividad sean generalizables y sintonicen con los demás... al menos ya, con un sector de ellos y abran vasos comunicantes hacia lo que está fuera de la propia piel.

Vivir-pintar en los últimos años de este siglo no es mejor ni peor que hacerlo en cualquier otra circunstancia. Si la primera sensación es el vértigo, la segunda será el arrebato de ver más, de nadar entre los múltiples fragmentos de un cuerpo colectivo fértil hasta el cáncer.

El inicio del siglo XX es de una riqueza deslumbrante. Sobre un sustrato de profunda crisis global todo deviene convulso. Transformaciones en todos los campos del conocimiento, organización social y costumbres y desde luego en el arte. Las vanguardias históricas abordan el barco de la vida y le trepan por los cuatro costados. Nada se ahorra: investigación, conocimiento, creación y destrucción...se derrochan.

Ningún movimiento artístico muere de muerte natural, ninguno se extingue... momentáneamente se abandonan y pasan a latir bajo la piel de las apariencias: son la carne y la sangre del siglo XX.

Durante la segunda mitad del siglo asistimos a nuevos impulsos y contundentes perversiones... En cualquier caso, sigue pendiente la criba y desarrollo de aquellos apuntes, sigue pendiente el uso pluridimensional de tanto vector intenso.

Se ha hecho posible la superación de lo fragmentario. Ha devenido ridículos –grandiosamente pequeño- la absolutización de la parcela con pretensiones totalizadoras y su uso como arma arrojadiza en polémicas de coyuntura.

...Y el largo sarampión ecléctico. Las aproximaciones post en el talante, neoacadémicas en el lenguaje, simplificadoras en contenido, sólo testimonian lo menos proyectado hacia delante. Un manierismo residual.

En el mismo mapa, existe otro territorio y está lleno de posibilidades: contracorriente de la hipnosis de los fragmentos y también del chapoteo en la banalización.

Tenemos apasionantes alfabetos y con ellos será posible construir las frases que articulen la complejidad. Ni sesgo tecnológico ni aborigen. Nunca menos será más. Ni competimos con la producción científica ni con la mítica ingenuidad primitiva...Estamos inmersos en la construcción de un puzzle que trasciende el ensimismamiento provocado por cada una de sus piezas.

Corredores de relevos: éste es un nuevo tramo.

Acacio Puig.
Diciembre 2000

viernes, 19 de febrero de 2010

Acacio Puig y Eduardo Morán










El paisaje

/.../ Arquitectura-esqueleto, sostiene un mundo de sueños, fantasías y deseos. Enmarca a sus personajes sin limitarlos. Sugiere sin imponerse. Referencia sutil a la presencia del espacio que se compartimenta en una multiplicidad de otros posibles./.../

El proyecto

Enfrentarse con la pintura de Acacio es verse obligado a ejercer una toma de postura -ejercicio raro y poco usual, aunque estimulante e indispensable para conocer su obra-, es sentirse inmerso en una situación en la que hay que dar respuesta, una respuesta personal./.../

...Y el autor

Un reencuentro casual en un restaurante de Cracovia, el año de las primeras movilizaciones polacas, me devolvió a la persona de Acacio después de diez años de haberle perdido la pista. Para mi fué un regalo no sólo el hecho de volverle a ver, sino la alegría de comprobar que seguía apostando por el riesgo en su vida, al tomar la decisión de dedicarse a lo que de verdad siempre había deseado y por circunstancias de una existencia azarosa tuvo que dejar en suspenso.
La fascinación por la obra de estos últimos años y la sólida amistad consolidada en este tiempo, motivan la profunda satisfacción que hoy siento al presentar en Madrid a Acacio, pintor que vive su pintura como herramienta de construcción radical de la vida y al que me enorgullezco de llamar amigo.

Eduardo Morán Robles
Arquitecto