NSK, del Kapital
al Capital
Acacio Puig
Hasta el 8 de enero de 2018 el Museo-Centro
de Arte Reina Sofía-Madrid mantiene esta exposición del “colectivo de
colectivos” eslovenos bautizado en 1984
como Neue Slowenische Kunst. La
exposición se inauguró en junio de este año, de modo que puede considerarse
también como la aproximación institucional del reino de España al centenario de
la Revolución Rusa de 1917 (y su manipulada herencia).
Sus enormes dimensiones (muchos metros
cúbicos en la tercera planta del Edificio Sabatini) están en relación inversa
al número de visitantes…en varias visitas no es fácil cruzarse con más de un
puñado de asiduos.
Sin embargo, la exposición constituye un
especular ejercicio de desmemoria e
intereses mercantiles, calzados con ayuda del totum revolutum ideológico tan
del agrado, precisamente, del Capital contemporáneo.
NSK como colectivo interdisciplinar, integró
la música industrial de Laibach, el
grupo de artistas visuales de IRWIN y
un grupo teatral en evolución que finalmente se denominó Gabinete Cosmocinético Noordung. Todo ello muy acorde con un
paisaje político definido entonces por la fragmentación de Yugoslavia, el
desmoronamiento del burocrático socialismo de estado en Centroeuropa y Asia y
la penetrante pujanza del nuevo aprendiz de Reich alemán, que consolidaba su
hegemonía en la UE.
No deja de ser coherente con esa nueva
coyuntura político-mercantil el que NSK adoptase el alemán como la lengua más
idónea para su penetración en los mercados culturales que apetecía.
Apunta el programa de mano de la exposición
que en 1992 y en respuesta a la desintegración de Yugoslavia, NSK mutaría en “Proyecto abierto del Estado NSK en el
Tiempo. Este proceso de conversión en una nación virtual, sin territorio físico
pero dotada de toda la parafernalia simbólica asociada (escudo, bandera,
pasaporte…) supuso la culminación de su incisivo trabajo de disección y
desarticulación de la retórica del poder en la fase tardía de la Guerra Fría”…
Con menos pretensiones apocalípticas (y sin
el apoyo de ningún Slavoj Zizek que apadrinó antaño intelectualmente al NSK y
conferenció sobre ellos el pasado 30 de junio en el Museo) nuestro Zush
-Alberto Porta, Barcelona 1946- fundó en 2001 en Barcelona su Estado Evrugo (Evrugo Mental State) quizá más místico y lúdico…pero desde luego menos políticamente fangoso que el Estado NSK en el Tiempo.
Los trabajos de Neue Slowenische Kunst agigantaban los históricos hallazgos
dadaístas (al contar con medios mucho más potentes que los de entonces) abusaban
de la música industrial que entonces aún se mantenía en las metrópolis europeas
y de la República Federal Alemana y que desarrollaban en España -desde 1979-
grupos como La Fura dels Baus y su teatro de “fricción mecatrónico”.Pero
sobre todo, NSK acudía al apropiacionismo pompier
en una indiscriminada mezcla de pintura de cuarto de estar (¡aquellos paisajes
con ciervos!), taxidermia, recortes constructivistas (siempre ennoblece la
mirada el revisitar el proyecto de Monumento a la Tercera Internacional de Vladimir
Tatlin) y retales de imágenes recuperadas de la imaginería fascista, nazi…
religiosa y de tanto en cuanto de la
estalinista.
El tono de dicción ultra-militarista,
aportado en los vídeos por el grupo teatral citado (su penúltimo nombre
había sido G. C. Piloto Rojo)
completaba los efectos-efectistas ya no de la Guerra Fría sino de una
caricatura de la industrialización propia de inicios del siglo XX basada en el
acero y el carbón, que ignoraba así un presente que ya apuntaba a la globalización
liberal y sus nuevas tecnologías, la destrucción de derechos laborales y
sociales, las privatizaciones vandálicas y la manipulación de masas en las
nuevas sociedades de tolerancia represiva y consumo dirigido, pero cada vez más
militarizadas… sociedades que ya habían
sido analizadas y denunciadas por ejemplo por intelectuales como Marcuse y
Castoriadis: ¡veinte años antes del surgimiento de NSK!.
Sin embargo, la eficacia en la promoción de las excelencias del nuevo
“mundo unipolar” dependía de las burdas identificaciones establecidas entre
proyectos emancipadores y proyectos totalitarios, fascismo y estalinismo,
marxismos, leninismos …Esa tosca ensalada mixta facilitaba presentar como alternativa -a todo aquello
“tan viejo”- novedades como el fin del
la historia, la globalización, la competitividad, “el desengrase del mammouth”
en fin, el triunfo del Capital…y del buen rock and roll, junto a los añorados
jeans que hipnotizaban (en exceso) a las buenas gentes de las llamadas
“democracias populares”. Y todo eso -y no es poco- parece que es lo que se escapaba a los
artistas de NSK.
Ciertamente no es riguroso diseñar un cartel que colocaba la barba de
Karl Marx al Führer Adolf Hitler…un mal gag incluso para “provocar” apelando al
Lacan de “las bases libidinales subyacentes
en cualquier ideología”.
Porque incluso en las artes, cuando se embarcan en el honesto compromiso
social, es exigible una fundamentación más amplia y rigurosa so riesgo de
renunciar a explorar verdades y virar simplemente hacia un propagandismo estético,
más o menos sofisticado.