ARTISTA PLÁSTICO

lunes, 4 de diciembre de 2017

NSK del KAPITAL al CAPITAL



NSK, del Kapital al Capital           



Acacio Puig

Hasta el 8 de enero de 2018 el Museo-Centro de Arte Reina Sofía-Madrid mantiene esta exposición del “colectivo de colectivos” eslovenos  bautizado en 1984 como Neue Slowenische Kunst. La exposición se inauguró en junio de este año, de modo que puede considerarse también como la aproximación institucional del reino de España al centenario de la Revolución Rusa de 1917 (y su manipulada herencia).
Sus enormes dimensiones (muchos metros cúbicos en la tercera planta del Edificio Sabatini) están en relación inversa al número de visitantes…en varias visitas no es fácil cruzarse con más de un puñado de asiduos.

Sin embargo, la exposición constituye un especular  ejercicio de desmemoria e intereses mercantiles, calzados con ayuda del totum revolutum ideológico tan del agrado, precisamente, del Capital contemporáneo.
NSK como colectivo interdisciplinar, integró la música industrial de Laibach, el grupo de artistas visuales de IRWIN y un grupo teatral en evolución que finalmente se denominó Gabinete Cosmocinético Noordung. Todo ello muy acorde con un paisaje político definido entonces por la fragmentación de Yugoslavia, el desmoronamiento del burocrático socialismo de estado en Centroeuropa y Asia y la penetrante pujanza del nuevo aprendiz de Reich alemán, que consolidaba su hegemonía en la UE.
No deja de ser coherente con esa nueva coyuntura político-mercantil el que NSK adoptase el alemán como la lengua más idónea para su  penetración  en los mercados culturales que apetecía.

Apunta el programa de mano de la exposición que en 1992 y en respuesta a la desintegración de Yugoslavia, NSK mutaría en “Proyecto abierto del Estado NSK en el Tiempo. Este proceso de conversión en una nación virtual, sin territorio físico pero dotada de toda la parafernalia simbólica asociada (escudo, bandera, pasaporte…) supuso la culminación de su incisivo trabajo de disección y desarticulación de la retórica del poder en la fase tardía de la Guerra Fría”…
Con menos pretensiones apocalípticas (y sin el apoyo de ningún Slavoj Zizek que apadrinó antaño intelectualmente al NSK y conferenció sobre ellos el pasado 30 de junio en el Museo) nuestro Zush -Alberto Porta, Barcelona 1946- fundó en 2001 en Barcelona su Estado Evrugo (Evrugo Mental State) quizá más místico y lúdico…pero desde luego  menos políticamente fangoso que el Estado NSK en el Tiempo.

Los trabajos de Neue Slowenische Kunst agigantaban los históricos hallazgos dadaístas (al contar con medios mucho más potentes que los de entonces) abusaban de la música industrial que entonces aún se mantenía en las metrópolis europeas y de la República Federal Alemana y que desarrollaban en España -desde 1979- grupos como  La Fura dels Baus  y su teatro de “fricción mecatrónico”.Pero sobre todo, NSK acudía al apropiacionismo pompier en una indiscriminada mezcla de pintura de cuarto de estar (¡aquellos paisajes con ciervos!), taxidermia, recortes constructivistas (siempre ennoblece la mirada el revisitar el proyecto de Monumento a la Tercera Internacional de Vladimir Tatlin) y retales de imágenes recuperadas de la imaginería fascista, nazi… religiosa y de tanto en cuanto  de la estalinista.
El tono de dicción ultra-militarista,  aportado en los vídeos por el grupo teatral citado (su penúltimo nombre había sido G. C. Piloto Rojo) completaba los efectos-efectistas ya no de la Guerra Fría sino de una caricatura de la industrialización propia de inicios del siglo XX basada en el acero y el carbón, que ignoraba así un presente que ya apuntaba a la globalización liberal y sus nuevas tecnologías, la destrucción de derechos laborales y sociales, las privatizaciones vandálicas y la manipulación de masas en las nuevas sociedades de tolerancia represiva y consumo dirigido, pero cada vez más militarizadas…  sociedades que ya habían sido analizadas y denunciadas por ejemplo por intelectuales como Marcuse y Castoriadis: ¡veinte años antes del surgimiento de NSK!.

Sin embargo, la eficacia en la promoción de las excelencias del nuevo “mundo unipolar” dependía de las burdas identificaciones establecidas entre proyectos emancipadores y proyectos totalitarios, fascismo y estalinismo, marxismos, leninismos …Esa tosca ensalada mixta facilitaba  presentar como alternativa -a todo aquello “tan viejo”-  novedades como el fin del la historia, la globalización, la competitividad, “el desengrase del mammouth” en fin, el triunfo del Capital…y del buen rock and roll, junto a los añorados jeans que hipnotizaban (en exceso) a las buenas gentes de las llamadas “democracias populares”. Y todo eso -y no es poco-  parece que es lo que se escapaba a los artistas de NSK.
Ciertamente no es riguroso diseñar un cartel que colocaba la barba de Karl Marx al Führer Adolf Hitler…un mal gag incluso para “provocar” apelando al Lacan de “las bases libidinales subyacentes en cualquier ideología”.
Porque incluso en las artes, cuando se embarcan en el honesto compromiso social, es exigible una fundamentación más amplia y rigurosa so riesgo de renunciar a explorar verdades y virar simplemente hacia un propagandismo estético, más o menos sofisticado.

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