Querido Acacio,
Me alegra enormemente tu
mensaje. Por varios motivos: saber que sigues trabajando y que, por tanto,
estás mejor de salud; confirmar que mi texto sobre Caperucita te alcanzó y
encontró en ti una resonancia profunda; y, finalmente, el lienzo en sí.
Me ha gustado tu
caperucita monumental y rotunda en su sexualidad, portando ese libro que, a la
vez que remite a su origen literario, muestra en su portada una nueva
declinación, inquietante y atractiva, de su propia identidad como fusión del
lobo (ese color negro, esos ángulos que remiten a las orejas del animal) y de
sí misma. El lobo real, de presencia lejana o, simplemente empequeñecido,
parece que no tiene mucho que hacer contra esa presencia dominante de
caperucita...
Un fuerte abrazo,
David (17 abril 2018)